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Torta de chocolate realizada por una niña de cinco años y medio

Esta torta tal como lo dice su título fue realizada por Valentina, una niña de cinco años y medio.

Nos pareció interesante publicarla, pensando en aquellos niños que piden para preparar una comida y muchas veces las mamás, ante el temor de que nuestra cocina se transforme en un gallinero, evita esos intentos, además de que la mayoría de las veces subestimamos al niño pensando que no es capaz de llevar a cabo esta labor.

Relatamos los hechos tal como sucedieron con un solo y sano objetivo que esta experiencia pueda servir a otros papas de otros niños, para que también puedan vivir al igual que nosotros, la satisfacción y alegría de ese momento.

Los hechos se desarrollaron cuando días pasados Valentina deseaba preparar una comida, como ella suele decir, DE MENTIRA.

Eso consiste en mezclar algunos ingredientes, jugar un poco y luego a otra cosa.

En esta oportunidad a su abuela se le ocurrió proponerle…….

¿Valentina, no quieres hacer algo de verdad, para luego compartir con todos a la hora de la merienda?

Valentina quedó entre asombrada y admirada pensando que era una broma de la abuela.

En serio me lo estás diciendo tatabuela? La abuela le insistió :

Mira Valentina si tu estás dispuesta a hacer todo lo que yo te indico, verás como podrás. Qué te gustaría preparar, algo dulce o salado?

Valentina, rápidamente contestó, DULCE.

Y así comenzó la torta de CHOCOLATE DE VALENTINA

INGREDIENTES

La abuela le fue señalando el lugar donde estaba cada ingrediente y a medida que Valentina los traía, la abuela le indicaba donde colocarlos.

Una vez todo pronto, ella tomó el bol que la abuela le indicó y lo puso sobre una mesada para poder trabajar, ya que por su altura no llegaba. Luego acercó un banco y subiéndose a él comenzó a seguir las indicaciones de la abuela.

Tomó un huevo y con fuerza lo rompió, pero como no tenía mucha práctica se le cayó al costado del bol.

La abuela rápidamente le dijo: ¡ no te preocupes! y la ayudó a volcarlo dentro del bol.

Luego tomó una taza de medida (la medida que mide la mitad de una taza) y ayudándose con una cuchara llenó la media taza de azúcar y la volcó toda sobre el huevo.

Tomó una pala de madera y comenzó a revolver la preparación, mientras la abuela le decía:

Despacio Valentina, revuelve despacio hasta que el azúcar y el huevo se mezclen bien.

Luego volvió a llenar la media taza con azúcar impalpable y se la agregó a la preparación anterior, mezclando nuevamente todo hasta formar una crema.

Fue en busca de un rallador, tomó una naranja y siguiendo las instrucciones de la abuela, comenzó a rallar un poco su cáscara.

Acto seguido le explica como exprimirla con el exprimidor y entre las dos así lo hacen, agregando el jugo junto con la pulpa a la crema.

A medida que Valentina iba trabajando en la masa, su carita se iba transformando en gestos de sorpresa y alegría, y en la medida que iba incorporando ingredientes a la preparación y ésta se iba transformando, se visualizaban gestos de satisfacción.

Luego toma el frasco con la esencia de vainilla y con cuidado le agrega un chorro y vuelve a revolver.

A continuación y siguiendo las indicaciones de la abuela va hacia un armario de la cocina y trae otro bol de plástico y apoya en él el cernidor que la abuela le da.

Toma una taza de medida y siempre ayudada por una cuchara, llena la taza de harina 0000 y la vuelca en el cernidor. De la misma forma, llena la mitad de la taza con cocoa y la vuelca donde está la harina, lo mismo hace con una taza de fécula.

A todo esto le incorpora media cucharada de polvo de hornear, una cucharadita de bicarbonato, y con los deditos toma una pizca de sal y también se la agrega.

 

LA PREPARACION

Ahora el cernidor está casi lleno con la cocoa, la harina, la fécula, el polvo de hornear, el bicarbonato y la sal.

Luego toma una cuchara y comienza a revolver despacio, como le dijo la abuela y la mezcla comienza a caer en el bol. Cuando se cansa mueve con las manos el cernidor y luego con la cuchara hasta terminar.

Toma la botella de aceite y muy lentamente llena media taza de medida con él y lo vuelca en la preparación de azúcar y huevo y lo deja así sin revolver.

Toma el bol con la mezcla de harina y lo vuelca todo en la preparación anterior, comenzando entonces a dar vueltas con la cuchara de madera despacio.

A medida que la harina se iba incorporando a la preparación húmeda, el rostro de Valentina a su vez, se iba transformando con signos de gran sorpresa mientras expresaba en voz alta:

¡Mira, mira tatabuela como se ve el chocolate! y efectivamente la preparación había pasado de un tono pálido a un intenso color chocolate que invitaba a probar.

La torta, aún cruda, emanaba un delicioso aroma, donde se mezclaba el aroma del chocolate con la naranja y la vainilla.

Podemos probarla? pregunta tímidamente Valentina.

Por supuesto, dice la abuela, la vamos a probar y también vamos a convidar a tatabuelo.

La primera que empezó fue Valentina poniendo un dedito en la masa luego el abuelo y la abuela tomaron una cucharita y la probaron también.

A pesar de estar probando la masa cruda a la abuela le gustó muchísimo. Qué sabor más rico que tiene!

Y el abuelo no dejaba de elogiarla.

Finalmente la abuela le enmantecó y enharinó el molde porque eso era muy difícil para Valentina y la ayudó a volcar la preparación en él.

Luego la abuela la colocó en el horno y se dedicaron a jugar mientras esperaban que estuviese pronta la torta.

A partir de allí , la pregunta de si ya estaba pronta, se repitió muchas veces, la impaciencia era mucha y no la disimulaba.

Una vez que la torta hubo levado en el horno, la abuela abrió un poco la puerta del horno y se la mostró rápidamente a Valentina quien dio un grito de sorpresa al ver lo alta que estaba.

Volvió a cerrar la puerta y la dejaron hasta que estuvo totalmente cocida.

Una vez que la abuela la sacó del horno, esperó unos minutos y luego la desmoldó colocándola en un plato muy bonito, ante el asombro y felicidad de la niña al saber propia TAL OBRA DE ARTE.

Entonces, Valentina tomó un colador bien pequeño y le puso un poco de azúcar impalpable y fue espolvoreando bajo la dirección de la abuela toda la superficie de la torta.

La abuela cortó unas tiras finas de papel y las iba apoyando sobre la torta a poca distancia una de la otra.

Luego Valentina puso un poco de cocoa en el colador y comenzó a espolvorear toda la superficie nuevamente.

Cuando terminó, la abuela le enseñó a retirar con mucho cuidado las tiras de papel y se encontró con un dibujo que nunca imaginó y COLORIN COLORADO LA TORTA DE VALENTINA SE HA TERMINADO.

Muy emocionada Valentina cortó un trozo de torta y la puso en un plato chico y dijo: Toma tatabuela esta es para ti que fuiste quien me enseñó a hacerla y la abuela muy orgullosa la comió gustosa.

Luego Valentina convidó al tatabuelo, comió ella un buen pedazo y llevó el resto para convidar a los papas, a la abuela Ema y a los tíos Laura y Gabi.

Y créanme que quedó realmente exquisita, no se animan a probar y luego nos cuentan como les resultó la experiencia y si se animan a contarla, QUÉ LES PARECE SI LA PONEMOS EN NUESTRO SITIO COMO LA HISTORIA DE LA NIÑA VALENTINA?