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Roscos de vino

Típicas rosquillas de España, cuya superficie es crocante por el azúcar que la bañan y muy aromáticas por el vino, la canela, la nuez moscada y el clavo de olor. Quienes la conocen les trae dulces y gratos recuerdos.

INGREDIENTES
1kg de harina 000 o la que tengas disponible (1000gramos)
1 y ¼ taza de azúcar (250gramos)
1 y ¾ taza de aceite de oliva
2 cucharadas de anís en grano
1 taza de vino moscatel dulce
1 cucharadita de canela
½ cucharadita de nuez moscada
Pizca de clavo de olor en polvo
50gramos de sésamo tostado (ajonjolí)
Pizca de sal
Ralladura de un limón
Azúcar impalpable (glas, pulverizada) para espolvorearlos

PREPARACIÓN
Colocamos la harina en una placa de horno grande.
La esparcimos bien y la colocamos en el horno a temperatura baja 150º solo para retirarle la humedad sin que llegue a tomar color.
Aproximadamente 15 o 20 minutos mezclándola cada tanto.

Aparte poner a calentar el aceite de oliva con un trozo de cáscara de limón o de naranja hasta que esté hirviendo.
Apagar el fuego y dejar hasta que el aceite tome temperatura ambiente.
Retirar la cáscara.

Cernir la harina junto con el azúcar, la canela, la nuez moscada, el clavo de olor y la sal.
Agregarle la ralladura de limón, el anís en grano y las semillas de sésamo.

Mezclar bien e incorporarle de a poco el aceite de oliva y el vino.
Ir revolviendo hasta formar una masa que se vuelca sobre la mesa y se extiende con el palote (rodillo) hasta que tenga 1cm de espesor.
Con un cortante circular de aproximadamente 6cm de diámetro, que tenga otro agujero en el centro (para formar las rosquillas), se cortan las distintas roscas.

Se acomodan en una placa y se cocinan en un horno moderado de 180º durante 20 o 25 minutos.
Mientras están calientes son tiernas y a medida que se enfrían endurecen un poco.

Apenas se retiran del horno se espolvorean con azúcar impalpable.
Una vez fríos se vuelven a espolvorear formándose una capa crocante.